Para la longevidad, el estilo de vida importa mucho más que los genes

Para la longevidad, el estilo de vida importa mucho más que los genes

Un nuevo estudio destaca la importancia de intervenciones centradas en el medio ambiente y el estilo de vida para reducir la mortalidad prematura y mejorar la salud en la vejez. Factores como dejar de fumar, mejorar la actividad física y abordar las desigualdades socioeconómicas podrían tener un impacto significativo en la salud pública, mucho más que los genes que heredamos.

Índice

¿Qué influye más en el envejecimiento: medio ambiente o genética?

El envejecimiento humano es un proceso complejo que inicialmente se manifiesta como cambios subclínicos y biológicos que comienzan a acumularse a partir de la mediana edad (40-50 años).

Estos cambios biológicos sistémicos son los principales impulsores de enfermedades comunes relacionadas con la edad y multimorbilidad, que a su vez son las principales causas de mortalidad prematura en todo el mundo.

Si bien se han producido avances importantes en la comprensión de la compleja etiología genética de las enfermedades relacionadas con la edad, los estudios genéticos muestran solo un efecto modesto del genoma en la esperanza de vida. Sin embargo, sí son muchos los estudios que muestran que los factores ambientales no genéticos desempeñan un papel clave en el envejecimiento y la mortalidad prematura y, de hecho, por eso la esperanza de vida humana global se ha casi duplicado durante los últimos 200 años.

La investigación epidemiológica ha logrado avances importantes al relacionar las exposiciones ambientales y conductuales individuales con las enfermedades y la mortalidad relacionadas con la edad; sin embargo, pocos estudios han examinado exhaustivamente el exposoma (es decir, el conjunto total de exposiciones ambientales interrelacionadas a lo largo de la vida) en relación con estos resultados.

En el campo de la epidemiología genética, el uso de enfoques de todo el genoma ha aumentado considerablemente el valor predictivo positivo y la reproducibilidad de los hallazgos, en particular para las variantes genéticas que transmiten pequeños efectos sobre el riesgo de los resultados. Aunque las variantes genéticas individuales en sí mismas transmiten un pequeño aumento del riesgo, la agregación de estos pequeños efectos sobre el genoma muestra que su efecto conjunto puede ser sustancial para varias enfermedades complejas. Los diseños de estudios de todo el exposoma pueden proporcionar avances similares en el campo de la epidemiología.

Estilo de vida y medio ambiente antes que genética

Para avanzar en este campo de estudio, se llevó a cabo una nueva investigación para cuantificar las contribuciones relativas del medio ambiente (denominado exposoma) y la genética al envejecimiento y la mortalidad prematura.

Se obtuvieron datos de 492.567 participantes del UK Biobank y se avaluaron más de 160 factores ambientales y genéticos relacionados con 22 enfermedades comunes y biomarcadores del envejecimiento.

Analizaron 25 exposiciones ambientales y conductuales que contribuyen a la enfermedad y la edad biológica, incluyendo los ingresos, el vecindario, la situación laboral, el estado civil, la educación y la dieta, así como si las personas fuman o hacen ejercicio regularmente. También la prevalencia de tres factores de riesgo importantes para diversos trastornos comunes relacionados con la edad (obesidad, hipertensión y dislipidemia).

Los resultados fueron sorprendentes y constituyen un sólido argumento a favor de la salud y el bienestar preventivos. El entorno y el estilo de vida representaron el 17% del riesgo de muerte relacionado con la enfermedad, en comparación con solo el 2% de la genética.

En concreto, en comparación con la información sobre edad y sexo, las puntuaciones de riesgo poligénico para 22 enfermedades importantes explicaron menos de 2 puntos porcentuales de la variación adicional de la mortalidad, mientras que el exposoma explicó 17 puntos porcentuales adicionales.

Observaron una alta variabilidad entre los trastornos en la contribución del genoma y el exposoma. Se encontró que ciertos trastornos, como varios cánceres (mama, ovario, próstata y colorrectal), EA, demencia por todas las causas y degeneración macular, estaban predominantemente influenciados por el riesgo poligénico (es decir, el genoma) en lugar del exposoma; mientras que otros, como enfermedades cerebrovasculares, cardiopatía isquémica, EPOC, artritis reumatoide y enfermedades hepáticas y renales mostraron la edad, el sexo y el exposoma como los determinantes más influyentes.

Asimismo, observaron que los principales factores que influyen en la muerte prematura y el envejecimiento son el tabaquismo, el nivel socioeconómico y las privaciones, la etnia, la actividad física, la convivencia en pareja, el sueño y el bienestar mental y físico, incluido el cansancio, así como las exposiciones tempranas, como la altura y el tamaño corporal a los 10 años y el tabaquismo materno en torno al nacimiento.

Este estudio muestra que la arquitectura ambiental de la mortalidad y el envejecimiento se compone de numerosos factores interrelacionados que, individualmente, a veces solo reflejan una pequeña proporción de la variación en la mortalidad prematura, pero que, combinados, explican de forma aditiva una cantidad sustancial de la variación en la mortalidad prematura, muy superior a la del riesgo poligénico.

Otro punto fuerte de esta nueva investigación es que, si bien numerosos estudios previos han documentado el importante papel de la actividad física, el tabaquismo, el sueño y el nivel socioeconómico individual (ingresos familiares, empleo y situación de propiedad de la vivienda) en la configuración del riesgo de mortalidad, este estudio proporcionamos una visión más amplia de los innumerables mecanismos biológicos y vías de enfermedad asociadas con cada uno.

Si bien el papel clave de la actividad física para mantener un peso corporal saludable se reconoce desde hace tiempo, su papel en el envejecimiento y la esperanza de vida ha sido menos claro, ya que la actividad física extrema puede aumentar el estrés oxidativo y, por lo tanto, acelerar el envejecimiento.

El hallazgo de que ser más bajo a los 10 años se asocia con un menor envejecimiento proteómico y un menor riesgo de mortalidad concuerda con los numerosos estudios que sugieren que los animales más pequeños dentro de la misma especie tienen una mayor esperanza de vida.

El hallazgo de que ser relativamente más gordo a los 10 años y el tabaquismo materno alrededor del nacimiento tienen un impacto en un mayor envejecimiento proteómico en la edad adulta y un mayor riesgo de mortalidad prematura respalda la opinión de que la prevención del envejecimiento a lo largo de la vida es clave.

Entonces ¿qué debemos hacer para vivir más?

1. Evita factores de riesgo ambientales clave

Nada de fumar: es uno de los factores más perjudiciales. Fumar está vinculado a enfermedades cardiovasculares, pulmonares y varios tipos de cáncer.

Reducir la exposición a contaminantes: mejorar la calidad del aire interior y evitar zonas con alta contaminación puede disminuir el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Evitar el consumo excesivo de alcohol.

2. Alimentación saludable

• Dietas como la mediterránea o la basada en plantas, ricas en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables, han demostrado reducir la mortalidad.

Evitar alimentos ultraprocesados, exceso de azúcar y grasas trans.

3. Mantén una actividad física regular

• El estudio refuerza que el sedentarismo es un factor de riesgo clave. Se recomienda al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana (como caminar, nadar o andar en bici), así como 3 sesiones de ejercicios de fuerza a la semana.

4. Cuida tu salud mental y bienestar social

• La soledad y el estrés crónico aumentan el riesgo de mortalidad, según múltiples estudios.

• Mantener relaciones sociales sólidas, practicar la gratitud y técnicas de reducción del estrés (como meditación o mindfulness) son protectores importantes.

5. Abordar los determinantes sociales de la salud

Las personas en situación de pobreza o desigualdad tienen peores resultados de salud. Políticas públicas que reduzcan la desigualdad social y aumenten el acceso a atención sanitaria y educación pueden tener un impacto positivo poblacional.

6. Hacer revisiones médicas periódicas

Detectar precozmente enfermedades como diabetes, hipertensión o cáncer permite intervenciones más efectivas y tasas de supervivencia mayores.

Suplemento nutricional antienvejecimiento

Ideas clave

  • El envejecimiento es un proceso biológico complejo que comienza a partir de los 40-50 años y está estrechamente relacionado con la aparición de enfermedades crónicas.
  • Aunque se reconoce que la genética influye en este proceso, los factores ambientales y de estilo de vida tienen un impacto mucho mayor en la esperanza de vida y la mortalidad prematura.
  • Hallazgos principales del estudio (UK Biobank, 492,567 personas): El exposoma (conjunto de exposiciones ambientales y conductuales a lo largo de la vida) explica el 17% del riesgo de mortalidad relacionada con enfermedades, mientras que la genética solo explica el 2%.
  • Los factores del exposoma evaluados incluyeron: ingresos, entorno social, actividad física, tabaquismo, dieta, sueño, salud mental y factores desde la infancia.
  • Algunas enfermedades como cáncer de mama, ovario o demencia tienen más influencia genética, pero muchas otras como cardiopatías, EPOC, artritis o enfermedades renales están más influenciadas por el entorno y estilo de vida.
  • Factores clave que aumentan la longevidad: Evitar el tabaquismo; buena alimentación (como la dieta mediterránea); ejercicio físico regular; reducción del estrés y fortalecimiento de la vida social; acceso a salud, educación y menor desigualdad social.
  • Aunque la genética tiene un papel importante en algunas enfermedades, la mayor parte de la variación en el envejecimiento y la mortalidad puede atribuirse a factores ambientales y modificables. Por tanto, las estrategias de prevención y salud pública que promueven hábitos saludables y condiciones de vida dignas tienen un gran potencial para prolongar la vida y mejorar su calidad.

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Fuente:

Redacción: Irene García

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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